...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

lunes, 28 de abril de 2014

PALOMA CORRALES - EL RUNRÚN DE LAS PALABRAS


(fascinación)

de ti lo discontinuo
la alquimia de tus ojos
sobre el mar
como un haiku de agua
los intervalos
una respiración
otro silencio
de ti la búsqueda
los suspiros la urgencia
un circo y sus leones
esta mañana
este domingo
de ti
el asalto el misterio
y tus manos
cuando rozan
como un presentimiento.

            *****

como pan recién hecho

tú que te enamorabas de los sauces
con la mirada clara
por tener un amor
de carne y hueso, tú
que buceaste en todas las palabras,
en los suspiros rotos,
en las perchas de nadie,
al norte del lenguaje,

tú que nunca supiste las palomas
ni el orden de sus plumas,

tú famélico, tú quebrado,
tú sin miedo,
tú tan firme,
tan buen hombre,

tú que lates los hilos al borde de los gestos,

tú solo eres capaz
de llenar los vacíos que siempre nos delatan.

             *****

por tu voz

sobre las amapolas rojas,
por tu voz impregnada
en el después,
por el agua indefensa en tu prisa de noche,
por todas las semejanzas,
con las eses,
en el azul, azul, que nos sentencia,
en lo liviano,
por lo que brota y no tiene poema,
por las calas,
por si miras,
por esa soledad de siempre
que descifra el trasluz
(¿lo recuerdas?),
por la avellana, el tábano y el mosquito,
desde el mismo desorden,
el tuyo,
sin la costumbre de hacernos tenues,

por tu voz que tradujo la herida
de los vencejos.


              *****

quiero un poema

quiero
un poema desnudo
un poema
que alcance sin pudor
a contar
que ayer me masturbé
como en un desvarío
con velos transparentes
con ojos casi turbios
con espasmos tempranos
un poema que aborde
lo maldito
en la trampa de ser
que empuje
acaricie y penetre
en todas las edades
que perturbe la paz del abandono
y sangre cada sílaba
hasta morder la piel
así
así quiero el poema. 

          *****

sin embargo

con memoria suicida
hemos llegado
rehenes de nosotros mismos
antes de adivinar lo precario
y su follaje
antes de la caída y de los cuerpos

tal como éramos
           
ingenuos inaudibles

sin saber cómo suenan
las sombras y las luces
cuando visten la última palabra

sin saber que las horas nos ciñen
y nos presagian.



Paloma Corrales
El runrún de las palabras
Ediciones La Baragaña







lunes, 21 de abril de 2014

PEDRO ANDREU - POEMAS DE "ALQUILER A LAS AFUERAS"




(Cuarentena)

El mar arrastra a la arena de la playa
sirenas con la ropa arañada, desnucadas.
Sale el sol y las moscas desovan
sobre carne y escamas futuras epidemias.
Los curiosos han ido invadiendo la arena.
Después llegan gaviotas, albatros, algún perro
asilvestrado que mastica los huesos.
Toda la noche fueron varando cuerpos.
Desde el pasado miércoles
no parte ningún buque de los muelles.
Hay cientos de sirenas desnucadas:
una canción borracha las atrae a la costa.
En las islas más grandes el hedor de las muertas
propaga ciertas pestes que han diezmado el turismo.
Has oído en la tele a un médico forense;
no sabe qué decir tras las autopsias.
Por las calles murmuran los vecinos
que hay suelto un asesino en serie.
Y guardan a sus hijas en los sótanos
y fuman más que antes
y se han comprado rifles y practican
disparando a latas de cerveza en sus jardines.

                    *****

(Al final del verano)

Trabajar en algo que nunca nos gustó.
Ganar lo justo para estos quince días de descanso.
Ir publicando, a veces, cada bastantes años,
un libro de poemas. Sentarnos a las tardes
a pensar qué le haríamos a la vida
si supiéramos, si nos quedaran fuerzas.
Darse un baño en la playa, ya de noche,
para sentirse al menos menos muerto.
Nadar hasta quedar sin brazos
y distinguir apenas las toallas
en la orilla. Adivinarla a ella
entre las sombras, desnuda como un juego.
Saber que haremos el amor,
que nos revolcaremos en la arena,
como perros mojados.
No precisamos más. Ahora es agosto.
Y la vida, por un breve momento,
es algo cierto que no nos sabe a poco.

                     *****

Un callejón a solas con el viejo
que te espera a ti mismo
dentro de treinta años.

                     *****

De la vida me acuerdo.
Calzaba tus sandalias, iba en bici
conmigo hasta los faros vacíos.
Decía que era el mundo
una cosa sin frenos
donde poder perdernos.
Pero le fallamos. Nos cansamos
de tanto pedalear.


Pedro Andreu
Alquiler a las afueras
Ediciones La Baragaña 

TIENDA ON LINE. LA BARAGAÑA

sábado, 5 de abril de 2014

CARE SANTOS - DISECCIÓN - POEMAS



AUTORRETRATO

Tengo treinta y seis años.
Sólo soy un estorbo para la evolución.
He parido tres hijos, pero hace varios meses
que desteté al pequeño.
Nunca fabriqué nada con las manos.
No tallo, no modelo.
Nunca hice una escudilla. O una mesa.
No domaron mis manos la madera ni el barro
ni ninguna otra cosa.
No sé curar enchufes ni comprendo los grifos.
Ni siquiera soy buena devolviendo un botón 
a su lugar.
Fui un año presidenta de la comunidad 
de propietarios
                      mas yo siento que no fue suficiente.
No soy capaz siquiera de matar a un cangrejo.
Incluso me conmueve ver colorear un pez fuera del agua.
No conozco de trucos ni pócimas capaces de sanar;
                      nunca he matado a nadie.
Nada entiendo de arados ni de recolecciones.
Desconozco el placer de ver crecer aquello
cuya semilla deposité en un surco.
Durante muchos años me he sentido orgullosa 
de saber ejercer un oficio antiquísimo:
proporcionar placer
(y a la vez ser capaz de recibirlo).
Mas ahora he aprendido que tampoco en la cama
soy insustituible
                       aunque tengo muy alto el umbral del dolor
                       y grandes aptitudes para ser humillada.
De amor, mejor ni hablar:
no hay nada más inútil en la tierra
que lo que no podemos retener.
De modo que lo único que tengo
es mi tenacidad para unir noche y día
una palabra a otra.
Con ellas formo frases
                       que a su vez forman párrafos
que a su vez son historias,
pero es algo que muchos son capaces de hacer,
tal vez mejor que yo.
                                           O con más éxito.

De modo que aquí estoy.
Tengo treinta y seis años.
No sirvo para nada.

           *****

OFRENDA

I

Agarro tus manos:
las manos que han tenido mi cuerpo tantas veces,
las primeras que hallaron, al nacer, nuestros hijos,
las que tocan, reparan y disponen las cosas
que llenan mi presente.

Agarro tus manos
y dejo sobre ellas los fragmentos
de este corazón casi rendido.
Desmóntalo como a un reloj,
clasifica las piezas,
púlelas, límpialas, deséchalas,
trata de que luego encajen
para que todo quede como estaba,
para que su tic tac sea el mismo de siempre,
para que no rezumen de óxido las grietas.

II

La fe que tengo en ti se debe, en parte,
a que conoces bien el artilugio
(desde aquel primer día en que fuimos suicidas
jamás estuvo lejos de tus manos)
y también a lo mucho que recuerdo tus gustos.
Por ejemplo: montar y desmontar mecanismos
y ufanarte después de tus habilidades.
Por ejemplo: el orgullo de ver que nuestra vida
empezó hace algún tiempo en una cuerda floja
y es por eso que no nos da vértigo la altura
ni tememos caer, si es intenso el instante.

Yo soy igual que tú, ¿no lo recuerdas?
La que no piensa en nada
excepto en que, por ti, lo apostaría todo
una vez y otra vez, y mil si es necesario.

Sólo quiero saber que tu mirada
contiene más futuro que pasado
y es cruce de caminos que aleja del infierno.

            *****

DESPOBLACIÓN

Igual que de esos pueblos de los que huye la gente
el día en que se vienen abajo los tejados,
entiendo que te escapes de mi vida.

Aquí no queda nada: escombros y cascotes
y madera podrida que ni siquiera arde.

            *****

Care Santos
Disección
Ediciones Torremozas 2007