...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 28 de noviembre de 2015

NATALIA LITVINOVA - POEMAS



ALUMBRAR


Una noche vi dar a luz a la gata de mi abuela.
Todos dormían, afuera nevaba.
Dio vueltas en la manta, contrajo el vientre y lo brillante
apareció entre sus patas. Me quedé al lado hasta el amanecer.
Le pregunté si ya se sentía vacía.
El sol se puso intenso
y no sé cómo hizo para teñir la nieve de azul.
 ***** 
CEREMONIA

La infancia 
te hará un palacio de invierno, 
sembrará tus verduras, 
será tu pájaro 
recortado del periódico, 
una castaña vista 
desde la ventanilla del colectivo.
quemará la casa. 
venderá tu fruto. 
cortará el pájaro 
adherido a la nieve.

*****

HUECO EN PIE

Hay días en los que río con mi risa triste. Mi risa equilibrista que cae, 
entonces me río con el fracaso, risotada de tronco hueco 
que se mantiene en pie por lo que alrededor florece.

Hoy soñé con mi abuelo, estábamos capturados. Nos pedían concentración, 
que tocáramos música y que nos peináramos los unos a los otros. 
Nos obligaban a construir pianos antiguos de madera. 
Por las noches nos vendaban las manos para que no crecieran, 
porque pequeñas y delicadas sirven para llegar hasta las cuerdas.

Mi madre decidía el lugar de las cosas. El jarrón de acá para allá, el sillón, 
los cuadros, mi padre. Y cuando yo intentaba crecer, zas – zas, cortaba 
los caminos de mi pelo.

Huele a gasolina y hace frío. Tengo miedo de encender el fósforo.
Va a llover nieve sucia. Estoy en un pueblo abandonado de Europa del este, 
estiro el vestido para taparme. Una anciana que lleva una gallina en los brazos
tropieza y cae de rodillas. El ave que no sabe volar es arrojada al aire. 

*****

CÓMANSE MI NIEVE


Susurro a los pájaros salgan de los poemas
cómanse mi nieve.
Susurro a la nieve fuera de mis poemas,
vuelen huevos de los pájaros.
Que el cascarón de la quietud no los devore.

*****

 EL DÍA QUE NACÍ

3recuerdo el día que nací.

llovía y los árboles soltaban todos sus frutos, la fertilidad
de los ríos era capaz de matarnos.

recuerdo el día que nací.

tenía los ojos ciegos, la boca muda y el alma intocable.

mi padre me prestó su mano para que yo no supiera
qué hacer con ella.

amo las manos de mi padre, origen de toda creación
y de la fe.

recuerdo los abismos del vacío, los límites, el calor
del alba sobre mi nuevo rostro.

mis manos extendidas al no saber.


viernes, 20 de noviembre de 2015

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI - ORQUESTA DE DESAPARECIDOS



BANDADA DE TIJERAS

     Fue a finales de los años cincuenta del siglo XX. Mi hermana, en medio de un paisaje verde, lloraba mientras recorría un camino de tierra. Enseguida me describió las burlas padecidas en el colegio. Ella se expresaba en el euskera que nuestros padres nos enseñaron, y sus compañeros se reían. Para que yo no sufriera, me hizo aprender sin ira el castellano y sentí que con cada nueva palabra recibía un escudo. Así construí el muro detrás del cual Jorge Luis Borges, César Vallejo o Luis Cernuda me regalaron libertades. Comprendí que aquel refugio significaba igualmente una apertura.
     Al poco tiempo, la democracia trajo deseos justos de recuperar los idiomas apartados por el franquismo. Entre algunos supuestos protectores del euskera no faltaron las desmesuras. Tachar los letreros viales escritos en español fue una de sus tristezas culturales preferidas. Con palabras borradas cerraron las mentes. Su desafecto hacia otras lenguas era la prueba de la insinceridad con que defendían la propia; vi que usaban esa aventura para llenar el vacío íntimo. Al cumplir años he perdido convicciones. Una de ellas sigue conmigo y sé que va a acompañarme hasta los últimos días: quien ama un idioma ama todos los idiomas.

                                                   *****
  
GENTE QUE CAMINA EN MI MENTE

     De noche suenan los teléfonos y escucho las voces que llaman desde el país donde nací.
     Me anuncian la muerte de una persona
que conocí en mi infancia o juventud e, inmediatamente, siento la desaparición de un paisaje. La superficie que se desgaja deja en la niebla un torso, los brazos, los pies que fueron dos caminos paralelos. El roble y la higuera son ojos borrados cuando las frases salen del teléfono y entran en mis oídos.
     En mis visitas a Lesaka, compruebo que los terrenos se han encogido. Las púas de los alambres que delimitaban las praderas sujetan ahora unos retales blancos, y el viento bate esos jirones de las ropas de los ausentes.
Otras llamadas siguen despegando las calles del pueblo, y aumenta el grupo de hombres y mujeres que pasean en mi memoria al despedirse de una patria de huecos.
     Pronto seré el viejo que lleva en un bolsillo toda la extensión de su tierra
                    
                                                   *****

CONOCIMIENTO

      Yo la vi en los primeros días que recuerdo. Al principio la gota estaba a una altura inalcanzable: en las cimas de los grandes árboles, pendiente de una hoja invisible. La distancia no difuminaba la imagen, y percibí en su interior algunas palabras borrosas. Con el sol del verano la gota de agua aparecía sin sujeción en el horizonte.
     Conforme crecí, la gota descendió hasta el alero de un tejado. Mis años fueron el imán que me acercaba a una esfera de palabras siempre ilegibles. Llegaron los días violentos de la juventud y ella los acompañó desde una tapia. En la edad que precede a la vejez la encuentro suspendida de los arbustos y hierbas. solitaria, sobresale incluso en medio de la lluvia.
     Los viejos no caminan con lentitud por culpa de la carga del tiempo; sólo intentan no pisar la gota de agua caída al suelo de los últimos caminos que recorren. Hasta que los pies cansados rompen esa pequeña bolsa líquida. de ella salen libres las palabras indescifrables cuyo significado, por fin esclarecido, nadie puede transmitir.

                                                   *****

Orquesta de desaparecidos
Francisco Javier Irazoki
Hiperión

domingo, 8 de noviembre de 2015

ANTONIO GAMONEDA - PASIÓN DE LA MIRADA



Está tejida con azul la noche 
aún crepuscular. La lengua roja 
enciende su perfil.
                          Salgo al silencio 
y penetro la vida de las cosas 
y no sé si el centeno es la hermosura 
o es la sed la verdad.
                               En esta hora 
de secreta extensión, cuando no ciega 
mis sentidos la furia luminosa
del resol cereal, y están creciendo 
el zureo nupcial de las palomas, 
los pájaros ocultos, la paciencia 
de los Robles, aún, salgo a los huertos
y me busco en las aguas y las sombras.

*****

Recuerdo que la tierra quiebra dura 
y se levanta azul hacia la nieve.
Recuerdo que los ríos descendían 
cual frescos gavilanes y recuerdo 
las tierras rojas sobre lomas. Vi 
ásperos pueblos, huertos silenciosos.

Mire también al corazón humano
y vi la misma lentitud, la misma 
roja aspereza y silencioso frío.

Pero, más tarde, sorprendí las aguas 
enloquecidas por la luz, los lirios 
ante el abismo, en la serenidad, 
el ruiseñor, de noche, entre los álamos, 
y los veloces pájaros del día.

*****

La luz, distribuida en la aspereza, 
reconcilia a las bestias; luego baja
hasta las huellas del pastor, asiste
al huracán azul de las palomas, 
hace crujir el campo y acrecienta 
la agilidad insigne de los pájaros.

*****

La tarde entra de pronto en la cocina, 
enloquece en el cobre, hace gloriosa 
la herrumbre de las madres. Como un lienzo 
se imparte en las estancias. Cruza, dora 
el rostro del varón. Da en las tarimas, 
atraviesa el laurel, tiembla en sus hojas.

Ahora volverán por los caminos 
las mulas canas y las yuntas rojas
y, cansados, los hombres, sus cabellos 
con tamo de trigal.
                            Cunden las sombras 
al borde del tapial. Lenguas de acero 
se sumergen en aguas silenciosas.


Antonio Gamoneda
Pasión de la mirada

miércoles, 4 de noviembre de 2015

LUIS GARCÍA MONTERO - COMPLETAMENTE VIERNES



Da vergüenza decirlo

Con los ojos vendados, 
para que no pudieses recordar el camino, 
intenté conducirte 
al refugio sereno donde guardé mi vida.
Da vergüenza decirlo, 
pero a veces los años construyen una casa 
de medios sentimientos, 
de verdades medianas, 
de pasiones dormidas como animales viejos, 
de cenizas y sueños humillados.
Y el cuerpo se acostumbra, 
y las sombras apoyan su cabeza 
en un pecho de sombra, 
y el corazón se siente en paz o se doblega 
a una derrota cómoda sin heridas mortales.

Da vergüenza decirlo.

Con los ojos vendados 
para que no pudieses recordar el camino,
intenté conducirte 
a mi mundo sereno de verdades a medias.
No me ha sido posible.

Esta noche insegura, 
que mueve los relojes con la prisa 
de tu pulso más vivo, 
me envuelve y me repite: 
no te ha sido posible.

Esta noche de viento, 
que fue soltando amarras hasta quedarse tuya 
como un delirio de melena negra, 
me llama y me confirma: 
no te ha sido posible.

Esta noche de gente 
que pasa por las calles con tus ojos, 
con la forma que tienes de vestirte, 
con tu sonrisa de país lejano, 
esta noche me empuja y me convence:
no te ha sido posible.

Y aquí estoy yo, 
que voy soltando amarras hasta quedarme tuyo 
y camino hacia el mar 
con los ojos cerrados, 
como una barca deja su refugio, 
una barca feliz que se repite: 
no me ha sido posible, 
porque nada me importa, 
sólo tu piel, 
                  la piel de una tormenta.

Da vergüenza decirlo.

*****

Luis García Montero.
Completamente viernes
Tusquets Editores

martes, 3 de noviembre de 2015

DAVID GONZÁLEZ - PÁJAROS - TRINIDAD POÉTICA - AGUJEROS NEGROS


          trinidad poética

          la poesía
          es
          el vaso:

          el agua 
          que contiene 
          el vaso:

 y       la gota
          que colma
          ese vaso

y        rompe

          la presa

       *****

       agujeros negros

       ah
       el tiempo que no se mojaba
       los pies 
       en charcos de sangre:

       nos reíamos
       de la palabra de dios
       en la mismísima cara
       dura
       de sus falsos representantes

       las vacas se ordeñaban
       en los pasillos de la escuela
       durante la media hora del recreo

       los domingos estrenaban ropa

       ah
       las tres chimeneas frías
       el edificio mudo
y     la bola del mundo
       que invitaba
       paisajes de ferrocarril
       a mis sábanas de campaña

       ay
       la noche que me confundí en una estrella
y     dejé de contar

*****


pájaros

                             los mirlos silban sobre las tiernas hojas.
                                                    KENNETH REXROTH

en la acera 
de enfrente:
un árbol 
y 
una farola 
del alumbrado,
abrazados,
como 
una pareja 
de novios.
pero 
solo 
el 
árbol 
tiene 
pájaros.

*****


David González